Es muy habitual, cuando vas al extranjero con una compañía
de viajes, que te encierren el primer día de tu estancia en una sala de
reuniones y te intenten vender todas las excursiones posibles. En la República
Dominicana tenemos el tour por Santo Domingo,
excursiones para nadar con delfines, ver ballenas, barranquismo y
espeleología, deportes extremos, parques, zoos, y mucho más. Las excursiones
son caras. Bastante caras, y para que no te pille de sorpresa, yo recomiendo
buscar información antes del viaje. Nosotros decidimos hacer la excursión a la
Isla de Saona en catamarán, y aquí os voy a contar como fue la experiencia.
En primer lugar os dejo un mapa para que os situéis. Mi hotel, estaba en playa bávaro, y tuvimos que atravesar la isla para llegar allí (no se lleva más de un par de horas). La excursión dura todo el día, e incluye guía. Te recogen bien temprano y combinas autobús, catamarán y lanchas en los desplazamientos.
La primera parada de la excursión es un pueblecito llamado Altos de Chavón, que
es uno de los más visitados por los turistas. Este pueblo, o villa, quería ser
el reflejo de una ciudad italiana medieval, y yo me llevé un chasco cuando me
contaron que en realidad se construyó a finales de los años 70, pues creía de
verdad que era antigua de verdad (vale, tenía 13 años y era joven e ilusa xD).
La villa cuenta con iglesia, museo arqueológico, restaurantes, tiendas, y hasta
un anfiteatro que inauguró Frank Sinatra
y donde han actuado grandes de la música hispanoamericana. Por último, desde el
pueblo hay un bonito mirador que da al río Chavón. Unas magníficas vistas que
disfrutaremos en especial los cinéfilos como yo, ya que escenas de películas
como Apocalypse Now y Rambo se rodaron
allí.
La excursión prosigue y nos llevan a la playa de Bayahibe,
donde cogemos un catamarán que nos conducirá a la Isla de Saona. El catamarán
es pura fiesta. Más de una hora de barra libre, snacks, salsa y merengue. Si no
os gusta, os podéis sentar y disfrutar del paseo hasta llegar a la isla. Una
vez allí, en mitad de una playa de arena blanca, junto a las aguas cristalinas,
está el buffet. Llegamos justo a la hora de comer, y lo que menos me gustó fue
el poco tiempo que te dejan en la isla (desde que llegas, comes hasta que te
vas, no son más que dos horas, ¡como mucho!).
La vuelta a la playa de Bayahibe no es en catamarán, sino en
lancha motora (¡Puede marear a los más susceptibles!). Después de 10 minutos en
la lancha, te ponen un chaleco y te lanzas al banco de arena más grande de la
zona. El agua transparente no cubre más de un metro, y disfrutamos persiguiendo
a los peces, y cogiendo las estrellas de mar.
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Bendita adolescencia.
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Después de esto embarcas en el puerto de Bayahibe, y de
vuelta a los hoteles en el autobús. La excursión es una auténtica paliza, pero
en mi opinión merece la pena, fui hace 10 años y esta experiencia es algo que
no se me olvida, y que por supuesto repetiría sin dudarlo.
Recomiendo llevar: Una mochila que no abulte mucho para
meter/guardar lo justo y necesario, ropa cómoda, chanclas, y el bañador puesto.
Crema solar, gafas de sol, algo para cubrirte la cabeza y agua.
Y por último: Antes de contratar la excursión, hay que ver que nos
ofrecen, pues podemos encontrar excursiones a la isla que van desde los 65 a los más de 100 dólares. Saona
es grande, y no todas las excursiones van a las mismas playas o te ofrecen la
misma calidad de comida. La que os he contado suele ser la más vendida y
ofrecida por los tour operadores y no creo que tenga un perfil específico de
cliente, ya que aunque parezca “en plan fiesta” con el catamarán y la barra
libre, nosotros fuimos (dos adultos, y dos niños de 13, y 11 años) y nos encantó.
Hay también otras excursiones a Saona donde visitas el pueblo de Mano Juan, o
Canto de la Playa, que es un área menos aglomerada por los turistas.